Todo el mundo debería tener derecho a probar, aunque sea una sola vez en la vida, un amor que te deje en la cuerda floja, al límite entre la cordura y la razón, entre el amor y la locura propiamente dicha.
sábado, 4 de septiembre de 2010
Al fin y al cabo ¿Quien no se ha enamorado alguna vez de su mejor amigo?
Quizás no habrá matrimonio, quizás no habrá sexo pero ¡Por Dios, seguro que habrá baile!
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